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jueves, 28 de agosto de 2014

El Dilema de los Pluris.

Editorial de Alejandro Zapata Perogordo

El Dilema de los Pluris.

Para no quedarse atrás ahora el PRI anuncia su propuesta para someterla a la Consulta Popular. Era el único partido que no había dicho nada, se quedó callado y, vino a reaccionar al cuarto para las doce.

Seguramente hizo su cálculo, ni quería interferir con el informe presidencial y, seguramente tampoco encontraba un tema apropiado, finalmente se aventuró, su pregunta es sobre la eliminación de los diputados plurinominales, rubro muy socorrido, sobre todo porque los legisladores han estado a la baja.

Sin embargo, la cuestión viene acompañada de una serie de interrogantes que deberán resolverse previamente. La primera es de especial pronunciamiento, pues lleva consigo una reforma constitucional: ¿es procedente una Consulta Popular para reformar, adicionar o abrogar algún artículo de la Constitución? La Carta Magna no dice nada sobre el particular, a excepción del Artículo 135 que establece un procedimiento específico para hacerlo, la última palabra le corresponde a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, encargada de interpretar los alcances de la misma. En caso de prosperar, lo mismo debe ocurrir con la propuesta del PRD en relación a la reforma energética, ya que ambas tienen base constitucional.

Otro referente se ubica en relación a la materia electoral, pues el Artículo 35 que actualiza la Consulta Popular, hace excepción expresa sobre el tema.

Lo concerniente a las firmas de ciudadanos para formalizar su petición, es mera pose, pues cuenta en las cámaras con legisladores suficientes, es decir, con un número mayor al 33 por ciento requerido para hacerlo, o bien, puede solicitarlo el Presidente de la Republica.

El argumento central de la petición se ubica en lo oneroso que resulta el sostenimiento de ese número de legisladores, que sin ignorar la existencia de abusos y gastos superfluos, el costo del Congreso representa el 0.3 por ciento del total del presupuesto, por lo tanto, carece de sentido.

Estoy cierto que el Congreso no está bien posicionado, no es bien visto por la ciudadanía (prácticamente esto ocurre en todo el mundo), pero cumple su función en el país, da equilibrios, es contrapeso del Ejecutivo, evita excesos y concentración de poder y, en no pocas ocasiones se constituye como válvula de escape, hoy por hoy, en esa institución se localiza el centro de la política nacional.

El sistema político mexicano, construido paulatinamente durante décadas, tiene un diseño que evita que un solo partido cuente con una mayoría en ambas cámaras, inclusive se han establecido límites en la sobre y sub representación. En consecuencia, la propuesta del PRI, tiende a romper estas reglas y dejar la posibilidad de que una sola institución concentre mayorías absolutas e inclusive calificadas.

Apenas se va a inaugurar la Consulta Popular y, el mecanismo constitucional comienza a sufrir desgastes. La propuesta del PRI, más parece una reacción populachera que un serio razonamiento con visión de estado, se encuentra más en el lado de las ocurrencias que de las ideas, a menos que la intención sea el regreso del viejo régimen: el de un solo hombre, el del autoritarismo. Por lo visto algunos siguen gritando y añorando la célebre frase: "Pídele al tiempo que vuelva".

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